Las doce noches santas

Vivir, de una manera consciente, este período alquímico que nos ofrece el Solsticio de invierno, puede significar realmente una gran transformación en nosotros.

Observar la Naturaleza y sus ciclos es integrar en nosotros nuestros propios ciclos vitales, el camino que el alma ha de recorrer, para su expresión en la materia, a través de nuestro vehículo físico, el cuerpo.

Llegar en el hemisferio norte del planeta a las noches más oscuras del año, es una invitación a replegar nuestra energía hacia el interior, para vivir un letargo que ha de permitir un nuevo renacer, con toda la renovación de la naturaleza en el equinoccio de primavera, donde de nuevo la Luz invitará a salir al exterior.

Permitirnos vivir estos momentos con conciencia nos permitirá renovar nuestra energía y renacer en primavera con más vitalidad y con un sentido de crecimiento y de expansión.

Os propongo, que este año, vivamos esta energía con máxima atención, observándonos, sintiendo el cuerpo y sus necesidades.

Cuidar nuestro cuerpo como el vehículo de expresión del alma, algo sagrado, en estos momentos tan importantes, simplemente atendiendo lo que realmente necesita y nos pide el Ser.

Descanso, repliegue, meditación, mimar ese niño que estamos a punto de alumbrar. Conciencia superior encarnada y alumbrada después de un tiempo muy necesario de preparación.

Desde la noche del veinticuatro de diciembre hasta el seis de enero, se suceden doce noches mágicas.

Doce meses dentro de doce noches, en el que podremos integrar con conciencia el camino zodiacal del nuevo ciclo que comienza.

Las doce fuerzas astrológicas desde Piscis a Aries se irán integrando en nosotros, mediante doce meditaciones para realizar en cada una de ellas.

Os invito, pues, a realizar este camino tan inspirador.
Haremos de estas Navidades un camino iniciático del alma, sagrado y con conciencia, permitiendo el proceso alquímico del nacimiento del Cristo en cada uno de nosotros.