2.Tiempo de muerte y resurrección

La celebración de la Pascua viene marcada por la Lunación que precede al equinoccio de Primavera.

Coincide también con el tiempo de Aries, el iniciador, el año nuevo astrológico.

Es un tiempo de pasar de la energía de Piscis a Aries. En Piscis estamos en las aguas del útero materno. Fusión en un océano y con otro Ser, como el estado espiritual de antes de nacer.
Salimos para iniciar el camino fuera de las aguas. Un paso de evolución y también nuestra primera “muerte”.

Joaquín Grau con el que aprendí Anatheóresis, nos decía que “nacer es morir”.
Morimos a un estado de conciencia para nacer en otro.

Por eso el tiempo de la Cuaresma es un tiempo de purificación, de preparación para una gran metamorfosis, para un gran cambio que se producirá con la llegada de la primavera, una muerte y una resurrección.
Vivir estos días con la conciencia de lo que está pasando dentro de nosotros, es una gran oportunidad.
Meditar, estar en recogimiento y el Domingo celebrar un inicio, la conversión del cuerpo en el cuerpo de Luz después de haber pasado tres días permitiendo el proceso.
En estos días,observar la Naturaleza, unificarnos con los ciclos naturales y vivir interiormente lo que estamos viendo fuera.

Ese despliegue de energía, de fecundidad, de un nuevo renacer. Todo después de haber hecho una introspección, de una limpieza profunda de dejar ir todo aquello que ya no vibra con nuestro Ser, con nuestro Ser superior.
Y después, como el guerrero iniciador, con el fuego de la pasión de Aries, empezar un nuevo ciclo, con las energías renovadas, con el ímpetu y la fuerza que nos da el salir al exterior y realizar nuestro camino, el camino del alma manifestada en un cuerpo físico.

Como siempre “EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO”.