Septiembre

Este mes tenemos varios acontecimientos que hacen que sea un mes especialmente energético.
Tenemos el equinoccio de otoño y este año coincide con una Luna llena, que nos trae unos aspectos de cambios y transformación.
Al mismo tiempo tenemos varios planetas retrógrados, lo que nos invita a “repensar”, “replantear” y “revisar” todos los aspectos de nuestras vidas.

El otoño, nos invita también a ir hacia dentro, a replegar nuestra energía hacia la Tierra.
En la Naturaleza, vemos como los árboles llevan la energía vital hacia las raíces, hacia la Tierra.
Toda esa energía que estaba en las ramas, hacia las flores, hacia los frutos, ahora ha de ir de nuevo hacia dentro.

Es el momento de dar las gracias por la cosecha recogida, de soltar todo aquello que ya cumplió su propósito y al igual que en los árboles, permitir que se desprendan esas hojas, esas hojas que se desprenden, nutren y protegen a otras vidas, esas semillas que han caído a la Tierra, que permanecerán en la oscuridad, para comenzar un nuevo ciclo de vida en busca de la Luz, emergiendo con toda la fuerza vital dirigida hacia el exterior.
Entonces, ahora, podemos empezar a “ensoñar” esas semillas nuevas que pueden empezar a germinar, a esos nuevos frutos que queremos recoger en el siguiente ciclo.

Entre el veinte y el veintitrés de septiembre, son días para colocar nuestro altar de Mabon y realizar un ritual mágico de conexión con el ciclo vital en nuestro propósito de vida.

Recoger frutos silvestres, como moras, frambuesas, bellotas, en actitud de gratitud y colocarlos en el altar como símbolo de abundancia y prosperidad.
Elaborar mermeladas o conservas con los frutos recogidos, con la actitud de que guardamos la energía vital hasta la próxima primavera.

Es momento de limpiar la casa, ordenar cajones y armarios, tirar o reciclar todo aquello que ya no necesitamos o que pueda simbolizar aquello que sentimos que hemos de dejar ir.
Pongamos en nuestro altar, velas con los colores del otoño, rojizos, anaranjados, dorados, todo aquello que pueda simbolizar la recogida de la cosecha, como hemos visto, bellotas, frutos silvestres recogidos con actitud de recoger los frutos de nuestro trabajo, para asegurar la abundancia venidera.
Piedras como la Unakita, el Ojo de Tigre, el Ojo de Halcón, las Cornalinas, es decir, todas con la frecuencia de color característica del otoño.
La manzana, símbolo de la cosecha y de Venus, si la cortamos transversalmente veremos la pentalfa, podemos colocarla en nuestro altar y comerla después de nuestra meditación.

Como siempre, representación de los cuatro elementos, el Fuego, el Aire, el Agua y la Tierra (incienso, velas, sal y un recipiente con agua)
Cuando lo tengamos preparado, encenderemos las velas, el incienso, y trazaremos un círculo de protección, con una vara de cuarzo o nuestra varita, a nuestro alrededor.
Invocamos a nuestros Guías y Seres de Luz que nos acompañan y daremos la orden de que ninguna energía inferior a la del Amor Divino puede penetrar en nuestro círculo.
Nos habremos dado previamente un baño purificador o ducha, visualizando como el agua limpia nuestra aura y canales.
Entramos mediante la respiración en nuestro espacio interior, nuestro centro Sagrado, reconectando con nuestra Esencia Divina y hacemos recapitulación de la cosecha recogida con nuestro trabajo, de todos los logros obtenidos, de todos los obstáculos y objetivos cumplidos.
Y mediante la gratitud, empezamos a liberar todas las situaciones, relaciones, creencias que sentimos que ya han cumplido su cometido.

Ahora nos preparamos para empezar a preparar nuevos proyectos que vibren con nuestra frecuencia, puede ser relaciones, trabajos, creatividad…
Damos las gracias por la abundancia que recogeremos en esta nueva cosecha que vamos a empezar a preparar, dejando que esas semillas caigan a la Tierra, donde con el calor y la sabiduría de las hojas de nuestra sabiduría y experiencia, renacerán fuertes y nuevas.
Al terminar con gratitud comeremos la manzana y podemos celebrar, con amigos o en soledad, la fertilidad de los nuevos proyectos.
Deshacemos el Círculo y despedimos dando las gracias a los Seres de Luz que nos acompañaron.

Espero que os sirva para vuestro mayor bien y del Planeta. Hecho está.